El jueves de la semana pasada, ocurrió un trágico incidente en un taller de chapa y pintura ubicado en calle 12 de Septiembre 885, en la ciudad de Neuquén.
Diego Nicolás Escobar, de 28 años, falleció después de recibir un disparo en el pecho por parte de un joven policía de 29 años, quien era un supuesto amigo de él, según los primeros testimonios que se habían recolectado minutos después del hecho.
Taller en donde le dispararon a Escobar. Fuente (Twitter).
El oficial ayudante de la Policía de Neuquén, Nicolás Leopoldo López, fue detenido con prisión preventiva y acusado de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. En su defensa, afirmó que todo había sido una "joda" que salió mal.
La hermana de la víctima, Jésica Escobar, en diálogo con la radio LU5, aseguró que López sabía lo que hacía, y que no eran amigos. Escobar explicó que el policía había intentado dispararle a su primo antes de gatillar frente a su hermano.
Colecta de dinero. Fuente (Familia Escobar).
“La bala no salió, pero luego López disparó otra vez, y esta vez la bala le dio a Diego“, afirmó Jesica. La familia exigió justicia y mencionó que reúnen fondos para poder pagar los gastos del abogado que los representará en el juicio.
La noticia del incidente causó conmoción en la ciudad de Neuquén y puso de relieve la importancia de la capacitación y el entrenamiento de los oficiales de policía en el manejo de armas de fuego y en la gestión de situaciones de tensión.
Nicolás Leopoldo López. Fuente (Fabián Ceballos).
Días atrás, el asistente letrado de la fiscalía de Homicidios, Bruno Micciulo, que forma parte del equipo que trabaja en el caso, señaló que el imputado "actuó con total desprecio por la vida y por la capacitación e instrucción que recibió”.
El efectivo de la policía, Nicolás Leopoldo López, podría recibir una pena que asciende los 10 años y 4 meses de prisión como mínimo.
López se comunicó con su jefe después de dispararle a Escobar
El diario regional que se edita en general Roca, informó que el agente de la policía de Neuquén, después de disparar, se comunicó por teléfono con su jefe en la comisaría 41, de apellido Catalán.
“Me mandé una cagada, le disparé a un pibe, fue una joda que salió mal”, aseguró.
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